Siempre creeemos que un software, si es bueno (lo creemos por la marca de la fama, por anteriores versiones, por críticas en prensa y la red…), tal como lo instalamos, lo podemos usar sin problemas.
Seguramente es verdad, pero para sacar provecho de verdad, todo el potencial, o lo que es lo mejor para nosotros (para nuestro cliente, o para quien use dicho software), hay que configurarlo según necesidades.
Ejemplos como programas de video, audio o imagen, hacen uso de grandes archivos de paginación o intercambio de memória (por si vamos cortos de ram), y es buena idea direccionarlos a particiones limpias, con poco uso, etc… También antivirus, lo más difícil de configurar hoy en día si llevan antispyware, protección antiphising, sandbox, etc… Hay que prestar mucha atención a todas estas opciones, y ver las que necesitamos y las que no (ganaremos en rendimiento), corregir las que nos molestan, etc…