Muchas de las infecciones por virus o malware, se dan con programas que nos descargamos de sitios no verificados, o de esos que no se pagan, y luego pagas con sangre el haberlos bajado.
Pero hay formas de poder probar este software la primera vez, para que nuestros software antivirus no nos de un buen susto.
La técnica se llama Sandboxing, es crear una caja de pruebas hermética dentro de nuestro ordenador, para que si al probar un programa, este esté infectado, no se propague a todo el sistema.
En Windows 10 pro o Enterprise hay un método para activar el modo Sandbox, en un entorno aislado. Para ello hay que tener instalado el Update versión 1903, de Mayo de 2019, que con las actualizaciones automáticas deberías tener, y activar las opciones de virtualización en la Bios.
Para ello deberemos activarlo en las características de Windows, con la opción ‘Espacio aislado de Windows‘. Así cada vez que queramos usar el sandbox, con teclear esa palabra en inicio de windows, nos aparecerá la aplicación.
No es que sea una aplicación en si, sino un sistema windows dentro de otro windows, un sistema virtualizado, vamos, como una máquina virtual de otras marcas, cono Virtualbox o Vmware, con lo que necesitas una máquina algo potente para que vaya fluído.
Algunas aplicaciones para hacer esto podrían ser:
Sandboxie, gratuita y una de las más populares, pero algo difícil de configurar. Puedes crear plantillas para diferentes configuraciones de nuestro sistema.
Shade Sandbox, también gratuita, más sencilla que la anterior, y por lo tanto más fácil de manejar y configurar, con opción de arrastrar y soltar para crear nuestras pruebas.
Turbo.net, empaqueta a modo de máquina virtual, sin llegar a serlo.
Y como añadido, un sistema operativo que tiene el Sandbox en su ADN, Qubes Os. En él configuraremos con plantillas diferentes los diferentes riesgos que creamos podemos tener, como hacer documentos de texto, navegar por internet, probar aplicaciones, etc…
Idea compleja, no compatible con todo el software, pero que si nos acostumbramos a trabajar con él, hace de nuestro ordenador una herramienta casi invulnerable, aunque al final siempre depende de que nos equivoquemos, como humanos que somos.