Hace unos días comentábamos las diferencias en spam y email masivo, y como podemos lograr una buena práctica de esto segundo para no convertirlo en lo primero.
A los consejos que dimos hoy podemos ver un añadido, ya que si decíamos que hay que tener formularios para que la gente se pueda dar de baja, a veces tenemos direcciones de correo obsoletas, de las que nadie se da de baja.
Hay software que envía correos de prueba a las direcciones que tengamos almacenadas y que no tengan actividad, para ver realmente si existen, y así poder darlas de baja manualmente, sobre todo en plataformas de marketing online, como Mailchimp.
También hacer un inciso sobre empresas que nos venden o envían emails (suelen ser de publicidad genérica) a grandes cantidades de personas o empresas de diferentes países. Suelen ser empresas muy marcadas (también las hay honestas y efectivas) como spammers, por prácticas poco aceptables, así que gastar dinero en ellas suele ser una mala idea e inversión.